(ARTÍCULO EN EDICIÓN)
En un sentido amplio, un creacionista es alguien que cree en un dios que es creador absoluto del cielo y de la tierra, a partir de la nada, por un acto de libre albedrío. Se piensa generalmente en tal deidad como constantemente involucrada (“inmanente”) en la creación, preparada para intervenir cuando sea necesario, y sin cuya constante preocupación la creación cesaría o desaparecería. Cristianos, judíos y musulmanes son todos creacionistas en este sentido. Generalmente se les conoce como “teístas”, para distinguirlos de los “deístas”, que son aquellos que creen que existe un diseñador que podría o no haber creado el material sobre el que él (o ella o eso) está trabajando y quien no interfiere una vez que el acto de diseño está finalizando. El objetivo de esta discusión se centra en un sentido más restringido de creacionismo, el sentido que uno encuentra normalmente en los escritos populares (especialmente en Estados Unidos en la actualidad). Aquí, creacionismo significa tomar la Biblia, particularmente los primeros capítulos del Génesis, como guías literalmente verdaderas de la historia del universo y de la historia de la vida, que nos incluye a nosotros, los seres humanos, aquí en la Tierra (Numbers 1992).