A lo largo del capítulo XXVII del ''Ensayo'', Locke se esfuerza por mostrar que la identidad de las personas no debe confundirse con la identidad de la sustancia, de la cual no depende y la que no supone. La identidad personal no radica en la identidad sustancial, ni tampoco en la identidad del organismo (plantas y animales, incluido el hombre en tanto que animal humano), sino exclusivamente en la identidad ''de un flujo de conciencia''. La distinción entre tres tipos de identidad –sustancial, orgánica y personal–, corresponde a la distinción entre tres tipos de entidades: sustancias, organismos vivos y personas. Esta última distinción pone de manifiesto que las personas no son sustancias ni organismos vivos, independientemente de cómo se relacionen con determinadas sustancias u organismos. Sin embargo, se han señalado algunas dificultades en relación con esto. Locke había definido la sustancia como un desconocido sustrato de propiedades, postulado porque no podemos concebir las propiedades sin algo que las soporte. De acuerdo con esta definición (la sustancia como “cosa”, Noonan 2003), las personas y los animales humanos serían sustancias, en la medida en la cual son sustratos de propiedades, no son modos ni relaciones. Una posible salida a esta dificultad fue propuesta por Alston y Bennett (1998) al distinguir dos sentidos de sustancia, un sentido general, el de sustancia como cosa, y un sentido estricto, de acuerdo con el cual las sustancias son ítems parecidos a cosas que constituyen la ontología básica (una suerte de entidad básica). De acuerdo con esto, sólo son sustancias Dios, la sustancia pensante y la sustancia corpórea, en tanto cualquier descripción del universo no puede prescindir de ellas; mientras que los animales (tanto los animales no humanos cuanto los seres humanos en tanto que animales) no son sustancia y las personas tampoco, en la medida en la cual es posible ofrecer una descripción de lo que tales organismos y personas son sin apelar al organismo y a la persona, sino a sus componentes últimos (sustancias).
Independientemente de las distintas interpretaciones acerca de la caracterización de la sustancia, el objetivo de Locke es rechazar la doctrina platónico-cartesiana de acuerdo con la cual somos un alma inmaterial (somos aquello que piensa en nosotros). De acuerdo con esta doctrina, la identidad personal está garantizada independientemente de los cambios que podamos sufrir a través del paso del tiempo. Por el contrario, Locke insistirá en la independencia de la identidad personal respecto de la identidad de la sustancia inmaterial, la que no es condición necesaria ni condición suficiente para la identidad personal: “''La misma sustancia inmaterial, sin una misma toma de conciencia, no hace más que sea una misma persona por estar unida a algún cuerpo, que las mismas partículas de materia unidas a un cuerpo, sin toma de conciencia, hagan que sea una misma persona''”. <nowiki>([1690] 1980</nowiki>, 323). Para René Descartes, la experiencia indubitable de la conciencia funda la certeza respecto de la existencia de la sustancia pensante. De acuerdo con Locke, la experiencia indubitable de la conciencia no es prueba de la existencia de un yo sustancial, sino sólo garantiza la continuidad de la persona. Si bien aquí no nos referiremos a Descartes, cabe señalar que su filosofía y la tradición que ha fundado resultan relevantes para comprender el problema de la identidad personal. La pregunta por la identidad personal se responderá de modos diversos según se acepte o se pretenda combatir, precisamente, el sustancialismo del yo o el dualismo cartesiano. Esto se hace evidente, por ejemplo, en la discusión y las críticas que veremos [https://ancientcityartgallery.com/gallery-reviews/ kingdom4d] que Joseph Butler y Thomas Reid dirigen a John Locke.
==El enfoque fisiológico-somático==
Las concepciones que se enmarcan en el criterio fisiológico-somático se oponen, en el marco da de la tradición analítica del siglo XX, a las concepciones psicologistas en todas sus formulaciones.
De acuerdo con el enfoque fisiológico-somático, en términos generales, la identidad de una persona está determinada por el cuerpo o el organismo biológico que una persona es. En este enfoque, que apela a una continuidad física para dar cuenta de la identidad, pueden distinguirse dos posturas: el criterio corporal de la identidad personal, de acuerdo con el cual la identidad está constituida por la continuidad de un cuerpo humano (Williams 1956-7, 1970, Thomson 1997, Ayer 1936); y el animalismo, que afirma que el factor responsable de la identidad personal es la continuidad del organismo, de los órganos metabólicos y vitales del animal humano (Mackie 1999, Olson 1997, Snowdon 1990, 1996).