Gramática moral universal

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<!--[if !supportLists]-->c)   <!--[endif]-->De la pobreza de estímulos se sigue por principio de abducción o recurso a la mejor explicación (Lipton 2004, 56) la necesidad de postular un sistema mental, constituido por principios y reglas que sea innato y mayormente inconsciente (Chomsky 1965, 8). Este conocimiento tácito se despliega en el tiempo y a partir de experiencias propicias, haciendo posible el aprendizaje de una lengua. A ese estado mental de un sujeto capaz de hablar un lenguaje Chomsky lo llamó: “Gramática” (Chomsky 1980, 51; Mikhail 2011, 16). En definitiva, el desarrollo del lenguaje se daría de un modo análogo al de un órgano o de un sistema fisiológico (Chomsky 1976, 1; para la extrapolación de esta tesis a la moral véase Mikhail 2008).
<!--[if !supportLists]-->d)   <!--[endif]-->Dentro de esta Gramática es posible distinguir dos momentos: una Gramática Universal (GU) y otra Generativa (GG). La primera es una suerte de bioprograma, codificado genéticamente y relativamente homogéneo en cuanto a su base neural, que subyace a cada una de las lenguas naturales. La GU es un estado mental suficientemente rico y flexible como para permitir el desarrollo de  distintas distintas GG, que consisten entonces en el estado mental particular de un sujeto que habla un lenguaje determinado (Mikhail 2011, 14-16).
<!--[if !supportLists]-->e)   <!--[endif]-->La diferenciación en la Gramática de principios operativos y principios explícitos. Los primeros constituyen un conocimiento tácito e inconsciente. Los segundos, que pueden articularse y por lo tanto enseñarse y aprenderse, pertenecen a la dimensión discursiva de la razón y reciben el influjo de la cultura. Esta disociación entre lo intuitivo inmediato y lo discursivo ''a posteriori ''se evidencia, por ejemplo, en la posibilidad de percibir que una oración está mal hecha más allá de que no se pueda explicar por qué, o en el hecho de que los niños utilizan con fluidez y corrección el lenguaje mucho antes de poder adquirir un conocimiento reflexivo de sus reglas. En palabras de Hauser, en el lenguaje  “lo “lo que nosotros sabemos palidece en relación con lo que nuestra mente realmente sabe” (Hauser et al. 2008, 110).
<!--[if !supportLists]-->f)   <!--[endif]-->La focalización en el lenguaje como competencia, es decir, como hábito y no como actuación o ejercicio concretos. En el primer caso, se trata de una posesión relativamente estable y bastante homogénea, mientras que el ejercicio específico puede verse afectado por factores exógenos al sistema como por ejemplo una distracción o una falla de memoria. En el ámbito moral, se introduce, además, una dificultad extra que consiste en la posibilidad de obrar en contra del dictamen de la conciencia y de que el juicio axiológico se vea influenciado por la emotividad del sujeto.
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