Metafísica analítica

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En los últimos veinte años, han ganado mucha prevalencia los enfoques que descansan en la práctica científica y en las metodologías empíricas para detectar estructuras causales (cf. en especial, Spirtes, Glymour y Scheines 2000; Pearl 2009). Estos enfoques asumen una posición no reductivista sobre los hechos causales y surgen de la reflexión estadística acerca de las diferencias entre meras ‘correlaciones’ entre distribuciones de datos y las estructuras causales que se busca descubrir. Algunos filósofos han buscado explotar estas teorías como una forma de dilucidar el concepto de ‘causalidad’, sin buscar una reducción ontológica de los hechos causales a hechos no-causales. Esta posición ha sido denominada como ‘intervencionista’ (cf. Woodward 2003). A pesar de las connotaciones que puedan ser asociadas con esta expresión, no se busca ‘analizar’ la noción de ‘causa’ mediante la noción de ‘intervención’, sino sólo iluminar qué sea la causalidad por manipulaciones experimentales idealizadas, tal como en la práctica experimental se busca descubrir una estructura causal objetiva con ‘intervenciones’ que permitan aislar e identificar variables relevantes.
=== Perspectivas futuras ===
Ha sido notorio en los últimos quince años el desarrollo de una serie de corrientes que han tenido por objeto conceptos de prioridad ontológica. El trabajo para dilucidar tales nociones está teniendo un impacto en todas las discusiones ontológicas tradicionales, pues esas discusiones han tenido que ver con qué sea fundamental o qué sea prioritario. El punto de partida de estos desarrollos ha sido el importante trabajo de Kit Fine acerca del concepto de ‘esencia’ (cf. Fine 1994). La rehabilitación de la modalidad metafísica había ya sido una rehabilitación de la inteligibilidad de la ‘esencia’. La perspectiva que se había adoptado, no obstante, era de carácter puramente modal. Los objetos existen en diferentes mundos posibles –esto es lo que presupone, en efecto, la idea de ‘designadores rígidos’. Se puede hacer un ‘filtro’ de las propiedades que un objeto posee en algunos mundos posibles en los que existe, pero que no posee en otros. La ‘esencia’ de un objeto está constituida por las propiedades que ese objeto posee en todos los mundos posibles en que existe, esto es, las propiedades que no han sido ‘filtradas’ como accidentales[[#5|<sup>5</sup>]]<span id=".....">.
 
La relevancia de la contribución de Fine consiste en haber mostrado la insuficiencia de esta perspectiva. Corregir estas deficiencias requiere introducir nociones primitivas que no admiten ser analizadas por recursos modales. De acuerdo a la concepción modal de la esencia, resulta ‘esencial’ para un objeto ''a'' ser un elemento del conjunto singleton {''a''}, pues en todos los mundos posibles en que existe ''a'' existe también el conjunto {''a''}. Pero no parece esencial para ''a'' ser elemento de algún conjunto. La ‘identidad’ de un objeto no tiene que ver con ser o no elemento de tal o cual conjunto. Al revés, sí parece algo constitutivo de la identidad de un conjunto cuáles sean sus elementos. Además, es un hecho necesario que, por ejemplo, 2 + 3 = 5. Así, sería parte de la esencia de cualquier objeto el poseer la propiedad de ''ser tal que'' 2 + 3 = 5, pero no parece constitutivo de la identidad de un objeto cualquiera la totalidad de los hechos aritméticos. Si se quiere preservar la intuición de que hay propiedades que determinan ‘lo que algo es’ o ‘la identidad’ de un objeto, entonces se requiere hacer una distinción entre las propiedades que posee un objeto en todos los mundos posibles en que existe. Sólo algunas de esas propiedades son relevantes, pero las covariaciones modales no son capaces de efectuar esa discriminación. Fine propone, entonces –siguiendo una venerable tradición filosófica que se remonta a Aristóteles– tomar las esencias como primitivos, sin pretender analizarlas de algún modo. Las entidades poseen esencias y eso es un hecho básico. Los hechos modales, esto es, la distribución de hechos en los diferentes mundos posibles, están fundados en las esencias de las cosas y no al revés. Fine descansa en este concepto primitivo de ‘esencia’ para analizar la relación de dependencia ontológica. Una entidad ''A'' depende ontológicamente de ''B'' porque ''B'' es un constituyente de la esencia de ''A'' (cf. Fine 1995). Así como qué sea esencial no puede ser analizado en términos modales, tampoco puede ser analizado en términos modales qué sea dependiente ontológicamente de qué.
 
           El enfoque de Fine para entender las nociones de ‘esencia’ y de ‘dependencia ontológica’ se ha utilizado luego para entender la relación de ‘fundación’ (''grounding''). El ‘fundamento’ de un hecho ''A'' es la pluralidad de hechos ''B''<sub>1</sub>, ''B''<sub>2</sub>, …, ''B''<sub>n</sub> que son ‘constitutivamente suficientes’ para garantizar la existencia de ''A''. No se pretende analizar esta relación de prioridad ontológica en términos de otros conceptos más básicos o mejor comprendidos. Al revés, se asume la comprensión previa de esta relación de ‘fundación’ para entender otras nociones y otras tesis filosóficas. La existencia de una relación de fundación entre el hecho ''A'' (lo fundado) y los hechos ''B''<sub>1</sub>, ''B''<sub>2</sub>, …, ''B''<sub>n</sub> implica que es necesario que, si son efectivos ''B''<sub>1</sub>, ''B''<sub>2</sub>, …, ''B''<sub>n</sub>, entonces ''A'' es efectivo. Las conexiones de fundación determinan covariaciones modales, pero no pueden ser analizadas como tales covariaciones. Por ejemplo, es necesario que si es efectivo el hecho de que Micifuz es un gato, entonces es efectivo el hecho de que 2 + 3 = 5 –pues, en efecto, es un hecho necesario que 2 + 3 = 5, por lo que la implicación estricta que tenga como consecuente que 2 + 3 = 5 será verdadera, sin importar cuál sea el antecedente. Sería absurdo pensar, sin embargo, que la naturaleza del gato Micifuz sea ontológicamente determinante de hechos aritméticos. La relación de fundación impone una estructura ontológica al ordenar los hechos por conexiones irreflexivas, asimétricas y transitivas. Se trata de una relación no-causal de determinación ontológica explicativa. Rápidamente se ha visto que la ‘fundación’ es el tipo de conexión que se ha buscado en muchas discusiones filosóficas. Por ejemplo, por mucho tiempo se ha querido describir la conexión entre los hechos mentales y los hechos físicos como de ‘superveniencia’. Se advirtió luego que la ‘superveniencia’ no es, de por sí, asimétrica y describe simplemente covariaciones modales[[#6|<sup>6</sup>]]<span id="......">
 
<span id="5"> 5.- Ha contrastado con esta perspectiva la de David Lewis (cf. 1968). Para Lewis, las atribuciones modales a un objeto tienen como fundamento que hay ‘contrapartidas’ de ese objeto en otros mundos posibles. Así, es verdadero que ''a'' es ''posiblemente F'' porque hay una contrapartida de ''a'' en otro mundo posible que es ''F''. Una contrapartida de un objeto ''x'' es otro objeto numéricamente diferente de ''x'' pero que es semejante a ''x'' en los respectos relevantes. Como en el posibilismo de Lewis ningún objeto existe más que en un único mundo posible, la única forma de hacer atribuciones que coincidan con nuestras intuiciones modales es mediante contrapartidas. En la posición de Lewis la esencia de ''x'' es la colección de propiedades que son compartidas por todas las contrapartidas de ''x''. [[#.....|Volver al texto]]
 
<span id="6"> 6.- La forma estándar de comprender la relación de superveniencia es como ‘superveniencia global’. Esto es, los hechos de tipo ''A'' son supervenientes a los hechos de tipo ''B'' si y sólo si, dos mundos posibles en los que sean efectivos los mismos hechos de tipo ''B'' son también mundos posibles en los que son efectivos los mismos hechos de tipo ''A''. La superveniencia entendida de este modo es compatible con la identidad –que es trivialmente simétrica. [[#......|Volver al texto]]
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